UN GRAN FILÓSOFO EN
ATENAS… SÓCRATES
En Atenas el año 470 a.c nace Sócrates, fue
hijo de una comadrona, Faenarete, y de un escultor, Sofronisco, emparentado con
Arístides el Justo. Pese a que no dejó ninguna obra escrita
y son escasas las ideas que pueden atribuírsele con seguridad, Sócrates es una
figura capital del pensamiento antiguo, hasta el punto de ser llamados presocrático
los filósofos anteriores a él. Su reflexión se centró en el ser humano,
particularmente en la ética, y sus ideas pasaron a los dos grandes pilares
sobre los que se asienta la historia de la filosofía occidental: Platón, que
fue discípulo directo suyo, y Aristóteles, que lo fue a su vez de Platón
¿Quiénes
eran los sofistas?
“Sabio” fue utilizado como sinónimo de
sofista, queriendo señalar a una persona experta en alguna actividad teórica o práctica,
el termino también se utilizó para designar los profesionales del saber y su enseñanza.
En
general eran extranjeros (metecos), muy cultos y conocedores, a través de sus
muchos viajes, de las diversas formas de pensar y vivir del resto de los
griegos. Al ser metecos no podían intervenir directamente en política, aunque
eran ellos los que formaron a la mayoría de los políticos, enseñándoles el arte
de la oratoria y la erística, tan importantes a la hora de convencer en la
Asamblea y en los tribunales. Fueron grandes educadores, los primeros en
emplear libros para impartir clases; muy criticados por el hecho de cobrar por
ello. Fueron
los sofistas los que provocaron el giro humanista en el pensamiento. Su
filosofía no fue especulativa, sino práctica, dedicándose a lo que hoy llamamos
filosofía de la cultura (política, crítica a la religión, lingüística,
sociología), y a la moral. Se suele decir que los sofistas fueron los primeros
ilustrados, porque al igual que los del s. XVIII, fueron capaces de criticar
aquellos aspectos de la sociedad y la cultura que resultaban obsoletos. Los
sofistas más importantes de la primera generación fueron Protágoras, Gorgias,
Pródico e Hipias, y destacan por la defensa del escepticismo y el relativismo.
Los representantes más importantes de la segunda generación fueron Calicles,
Antifonte, Trasímaco y Crítias; estos filósofos acentuaron aún más el papel
crítico de la razón y la capacidad de ésta para la defensa de cualquier tesis.
Por su parte, Trasímaco se singularizó por su defensa de la ley del más fuerte
y del carácter convencional de las leyes vigentes en las ciudades.
El
Relativismo y la Posición de Sócrates sobre él.
Los sofistas afirmaron cuando hablaron del
relativismo que los puntos de vista no tienen verdad ni validez universal, sino
que solo una validez subjetiva y relativa. El relativismo moral sostiene que no
hay bien o mal absolutos sino dependientes de las circunstancias concretas. El relativismo
considera que la verdad depende o está en relación con el sujeto que la
experimenta, no existiendo unidades objetivas ni tampoco creencias universales compartidas
por todos los seres humanos. En cuanto a la perspectiva de Sócrates, aunque
no es de extrañar que a Sócrates se le pudiera confundir con un sofista, al
menos en algunos aspectos: era un gran retórico y constantemente usaba la
ironía y argumentos engañosos para humillar a sus adversarios. No compartía con
ellos ni el relativismo ni el escepticismo. El rechazo del
relativismo de los sofistas llevó a Sócrates a la búsqueda de la definición
universal, que pretendía alcanzar mediante un método inductivo; probablemente
la búsqueda de dicha definición universal no tenía una intención puramente
teórica, sino más bien práctica. Sócrates criticó el
relativismo, convencido de que los ejemplos concretos encierran un elemento
común respecto al cual esos ejemplos tienen un significado. Si afirmamos que
algo “está bien” o por el contrario “está mal”
será porque ya tenemos alguna
noción de "lo que es" bueno; si no tuviéramos esa noción, ni siquiera
podríamos decir que es bueno para nosotros ya que no lo sabríamos. Esto también
pasa en el aspecto moral. Para el
relativismo estos conceptos no son susceptibles de una definición universal:
son el resultado de una convención, lo que hace que lo justo en una ciudad
pueda no serlo en otra. Sócrates, está
convencido de que lo justo ha de ser lo mismo en todas las ciudades, y que su
definición ha de valer universalmente. La búsqueda de la definición universal
se presenta, pues, como la solución del problema moral y la superación del
relativismo.
Sin lugar a duda la mayor parte de la
sociedad apoya el pensamiento de Sócrates, es bastante lógico pensar que todas
las opiniones parten de algunos conocimientos o normas universales que
dictaminen si algo se está ejecutando bien o no. Aunque si bien es cierto el
relativismo existe ya que casa ser humano piensa diferente y asegura que los
puntos de vista de cada uno no pueden depender de alguna verdad sino la verdad
que cada uno de nosotros le atribuya a su pensamiento.
Metafísica
Es una rama de la filosofía que estudia
los problemas centrales del pensamiento filosófico: el ser en cuanto tal, el
absoluto, Dios, el mundo, el alma. En esa línea, intenta describir las
propiedades, fundamentos, condiciones y causas primeras de la realidad, así
como su sentido y finalidad. Su objeto de estudio es lo inmaterial, de allí su
pugna con los positivistas, quienes consideran que sus fundamentos escapan a la
objetividad empírica. Para Aristóteles, la metafísica es la
filosofía primera, la que trata de las causas primeras, del ser en cuanto tal,
de lo cual se desprende la vertiente que va a dar en la ontología.
Las
últimas palabras de Sócrates
Sócrates fue condenado
a morir por la ingestión de un preparado
de cicuta, acusado de no reconocer a los dioses griegos y de corromper a
la juventud con sus pensamientos. Sócrates Acató la
sentencia, y tomo el veneno de cicuta, después de ingerirlo, anduvo por la
habitación en donde estaba preso, hasta que el veneno comenzó a apoderarse de
su cuerpo, cuando no pudo caminar más, se tumbó, sus discípulos lo contemplaban
sin poder hacer nada, Sócrates se tapó la cara con una sábana, pero poco antes
de morir, se quitó la sabana de la cabeza y le dijo a su discípulo:
Critón:
“Le debemos un gallo a Esculapio, así es que págaselo y no te descuides”
Son infinitas las acepciones que podemos realizar
ante estas palabras dichas por el propio filosofo antes de morir, entre su fiel
ironía que lo caracterizaba, delirios por ingerir el veneno, muestra de
agradecimiento para aquel Dios que lo había condenado e insinuación de hacerlo pagar por aquella muerte injusta son los significado que
en el transcurso de la historia le han otorgado a estas palabras, pero solo él
supo que quiso decir, recordemos que sus sabias palabras siempre lo caracterizaron
y su manera de pensar fue tan única y diferente
que lo llevaron a la condena.
Mayerlin Mendoza
C.I: 24.473.299
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Mayerlinmendozalicemberg20@gmail.com